La potencia de una mirada inaugural
“(…) estás en el interior de los reflejos, estás en la casa
de la mirada,
has cerrado los ojos y entras y sales de ti mismo a ti mismo por un puente de latidos:
el corazón es un ojo (…)”
Octavio Paz, La casa de la mirada.
has cerrado los ojos y entras y sales de ti mismo a ti mismo por un puente de latidos:
el corazón es un ojo (…)”
Octavio Paz, La casa de la mirada.
A partir de una
sensibilidad capaz de echar raíces en la esencia de materiales primigenios y desde
allí impulsarse hacia la experiencia liberadora de la ingravidez, la artista
Mireya Baglietto ha trazado un recorrido cuyos procesos creativos y humanos
desafían la tiranía del formato y la perspectiva cartesiana para revolucionar las posibilidades de la mirada
y, por ende, del espíritu.
Al escucharla relatar las
vivencias que a lo largo de los años fueron impulsándola hacia una nueva
concepción del arte, es posible experimentar en la tibieza de su voz y en el
claro fuego de su mirada, un pequeño destello que dentro del alma espeja la
intensidad de su pasión creadora.
Con un amplio camino como
dibujante, pintora y escultora, es la cerámica el lenguaje en el que
tempranamente se destacó y que le sirvió como fundamento de futuras
indagaciones.
La cerámica, con sus infinitas
posibilidades donde aparecen los cuatro elementos en estado puro, fue en sus
manos un verdadero laboratorio alquímico a partir del cual Mireya supo no sólo
expandir un universo de formas potentes y cautivantes, sino llevar los aspectos
técnicos a un nuevo nivel al desarrollar un sistema de esmaltes a través de un método de combinación de sustancias que
revolucionó la disciplina y que le llevó 15 años de investigación.
Sin embargo, fue la
propia obra escultórica realizada en cerámica la que la condujo hacia una
aventura fundacional donde lo matérico pierde su protagonismo para dar lugar a
la vivencia.
“Estaba haciendo cerámica
en el taller, preparando unas obras antropomórficas para una exposición y
empezó a llover, y sentí que las obras comenzaban a decirme cosas, entre sus
mensajes me comunicaban que estaban hartas de que yo me ocupara de sus pieles (que
eran los esmaltes) y que querían compartir su espacio con la gente”. Mireya decide entregarse por completo a la exhortación de esas voces que,
desde la profunda sabiduría del barro, clamaban por ser espacio vital, espacio vivenciable, espacio total.
“Terminé esa exposición y
nunca más hice cerámica”, nos cuenta.
Tenía para entonces
forjada una sólida carrera como ceramista con importantísimos reconocimientos como
ser la Medalla de Oro en la
Exposición Internacional de la Cerámica Contemporánea en Praga, el Primer
Premio Escultura del Salón Internacional de Arte Cerámico, el Primer Premio en
el XVII Salón Anual de Arte Cerámico y I Premio en el Segundo Salón Nacional de
Arte Cerámico, entre muchos otros. Y a pesar de la insistencia
de sus colegas que la instaban a continuar presentantándose en los salones
nacionales, tuvieron que pasar más de veinticinco años para que un día, con la decisión
que la caracteriza, tomara una escultura de los años 70 y a partir de ella
realizara una nueva obra de carácter cinético altamente vinculada al mundo del
reflejo y al estímulo de la precepción. Fue con esta obra que obtuvo el Gran
Premio Nacional de Artes Visuales, reconocimiento que marca un antes y un
después en la carrera de cualquier artista argentino.
“Me había peleado, no con la cerámica,
sino con el mundo del formato. Pude comprender que la cerámica me brindó la
posibilidad de conocer profundamente los procesos de transformación de la
materia, y no solo al servicio del formato, sino como generadora de trasformación
alquímica. La cerámica me dio el sustrato necesario para llegar a reconocer que
lo más importante en la obra es el proceso. De allí en más mi trabajo se centró
en la producción de procesos y en comprobar que esa alquimia también se podía
llegar a dar en las personas a través del medio adecuado”, afirma Mireya.
Pero ¿Cómo hacerlo?, se
pregunta, ¿cómo iniciar un proceso creativo y plural abierto a la
transformación humana? Al poco tiempo se da cuenta que para avanzar hacia algo
nuevo debía primero desandar caminos, retroprogresar al origen, abandonar la
convención que nos ha domesticando la mirada por medio de la perspectiva monofocal y salir al ruedo para abarcar el espacio total, el gran campo
abierto y sensible que es el espacio mismo, el que nos circunda, el que nos
habita, el que rodea a las estrellas y por donde transitan las galaxias. Esto
significaba abandonar radicalmente la perspectiva monofocal heredada del
Renacimiento y cambiar el eje de la comprensión del espacio mismo.
Mediante un proceso creativo radicalmente inusual comienza a investigar nuevos recursos de la percepción para acceder al espacio total y desde allí poder renovar y ampliar exponencialmente la visión que tenemos del mundo. Para ello incorpora espejos que producen fuertes sensaciones de ingravidez que expanden, dinamizan y transforman la mirada. Ese será el comienzo del Arte Núbico.
Mediante un proceso creativo radicalmente inusual comienza a investigar nuevos recursos de la percepción para acceder al espacio total y desde allí poder renovar y ampliar exponencialmente la visión que tenemos del mundo. Para ello incorpora espejos que producen fuertes sensaciones de ingravidez que expanden, dinamizan y transforman la mirada. Ese será el comienzo del Arte Núbico.
Nube
I y Nube III (Bienal Internacional de San Pablo, Brasil)
Definir los Espacios
Núbicos es un enorme desafío, como señala Baglietto “todo es muy simple y a su
vez complejo, tal como pudo ser el tajo que Lucio Fontana hiciera en la tela
con el propósito de tocar el espacio, o como el salto al vacío que Ives Klein
diera con la intención de trascender la condición humana. Asimismo es tan
espiritual como el vínculo con la materia que creara Paul Klee, y tan
comprometido socialmente como las acciones públicas que llevara adelante Joseph
Beuys. El Arte Núbico tiene una cierta aproximación a las propuestas de Lygia
Clark y Helio Oiticica, porque como ellos, destaca la sensorialidad, la
participación y el espacio.”
Lo cierto es que aquellos
que han tomado el espejo que convierte el techo en piso, modificando y ampliando
radicalmente la percepción para adentrarse en la arquitectura pluridimensional de La Nube, han encontrado que
este universo de pautas estructurales orgánicas donde no existen ángulos
rectos, referencia preestablecida, ni elementos figurativos ni simbólicos, la
memoria no logra hacer pie. Allí, las
sensaciones se abren a un nuevo sistema referencial. Se trata de un misterio a
develar por cada uno.
De estas experiencias de
ingravidez y atemporalidad dinámica, surge una
nueva noción de arte como vínculo, arte al servicio de nuevas exploraciones
dimensionales: arte como estímulo de la creatividad de todos.
“Yo siento y pienso que
en este momento histórico falta protagonismo plural, sobre todo en relación al
arte, que es mi tema. En el arte en general y fundamentalmente en el objeto
artístico, el artista crea una obra y el público la admira. Para mí el arte debe
superar su condición de objeto de admiración para convertirse en generador de co- protagonismo. El camino para
ello es la creación de campos de
experimentación y estimulación de la sensibilidad, campos que estimulen
capacidades, algunas conocidas y otras prístinas que puedan neutralizar este
sistema imperante que perversamente nos manipula, nos reduce y nos degrada. Muchas
personas no se dan cuenta de que sentir es una capacidad humana que tiene el mismo
nivel que pensar, ya que ambas corresponden a los dos hemisferios cerebrales. Si
nosotros seguimos pensando sin sentir, continuaremos viviendo colgados de la
teta del sistema. Creo que en esta época, en la que estamos al borde de una posible
catástrofe, necesitamos reactivar la creatividad plural y meter corazón para superar
infinidad de conceptos y lineamientos, que si bien quizá alguna vez fueron
válidos, ahora ya no lo son, y en cuanto sigamos apostando a ellos quedaremos empantanados
en un territorio reduccionista que hoy ya no sirve para sostener una sociedad”,
reflexiona Mireya.
Y ciertamente el destete
comienza cuando nos damos cuenta de la necesidad de salir a descubrir el mundo
por nosotros mismos a través de un mirar dinámico y sensible, un mirar
directamente ligado a la evolución, un mirar como el que ofrece el espejo
dentro de los Espacios Núbicos, que a cada paso crea y recrea nuevas
perspectivas.
“La libertad de la mirada
da una autonomía, que no la da el pensamiento. Porque yo puedo mirar, puedo
percibir y dejar que eso que miro se desarrolle y crezca dentro de mí como una
variable nueva capaz de alimentar el pensamiento. La propuesta núbica provoca precisamente
eso, que la persona no se relacione con
nada de lo que ya conoce, para que de esa manera su mirada no tenga
contaminación y sea verdaderamente prístina. En los Espacios Núbicos no hay ningún
dato que pueda estar alojado en la memoria, porque en la medida que aparece
algún elemento de la memoria ordinaria o de otro tipo de memoria más
sofisticada, como la memoria simbólica, el pensamiento comienza a quitar
protagonismo a la capacidad de percibir lo nuevo. Hoy, la mirada se ha
domesticado, se ha sometido a la primacía del mundo plano para convertirnos en consumidores
pasivos. Pero si somos libres con nuestras miradas podemos elegir con autonomía.
El Arte Núbico nos acompaña a mirar
espacios altamente significantes pero sin significados, porque quien busca y
significa es la persona que los atraviesa desde su propia libertad”.
Nube
IV Tu espejo del Universo (Centro
Cultural Recoleta. Buenos Aires).
A lo largo de más de tres
décadas de investigación y creación con los Espacios Núbicos, Mireya Baglietto
cuenta con un enorme archivo testimonial donde participantes, artistas,
intelectuales y profesionales del campo del pensamiento han devuelto en
palabras las profundas vivencias recorridas. Un paso pendiente sería el poder
trabajar con neurocientíficos, para comprender que “rulo” hace el cerebro
cuando no está domesticado y conocer lo que acontece en el organismo cuando le
sacan la gravedad y se desdibujan los límites. Es decir, cuando “se habilita a fondo la libertad del
sentimiento”.
“Entiendo al arte como un
territorio social para habilitar el mundo del espíritu. Los Espacios Núbicos
permiten que las personas se encuentren consigo mismas en ese punto cero que es la unidad humana,
capaz de ignorar o romper todos los formatos y a su vez posibilitar campos
nuevos, campos de religamiento con la totalidad, campos religiosos sin religión.
Comprender el espacio que está tanto adentro como afuera de uno mismo. El espacio
que hace consciente a la respiración,
donde nuestros alientos se interconectan en el espacio que nos habita a la par
que lo habitamos; conjugando múltiples dimensiones en un “nuevo” concepto
espacial que brota a nivel orgánico como parte de lo finito hacia una
experiencia infinita”. Todo esto sucede porque el Arte Núbico que es un arte a
escala humana, también lo es a escala cósmica”, afirma la artista.
Arcoiris (Centro Cultural
Recoleta. Buenos Aires)
La obra de Mireya
Baglietto plantea además una nueva pedagogía del arte que facilita experiencias
de autodescubrimiento, que van más allá de la especialización y la
sobrevaloración del concepto, también más allá de las validaciones académicas y
la reproducción de formatos y tendencias. “Cuando no hay con qué enseñar
creatividad, se enseñan formatos. Y ahí entramos en una paradoja, ya que se
trabaja poco en las experiencias sensibles y mucho en los marcos teóricos y los
códigos de moda que saturan en contenidos para evitar la experiencia. Pero un
verdadero proceso creativo no tiene historia, no está en los libros, un
verdadero proceso creativo hace la historia, crea los libros. Todo comienza en
el territorio de la sensibilidad…después veremos.”
Un hecho poético no puede
ser develado formalmente, es imposible reconstruir el poema a partir de sus
partes, porque el misterio que lo sostiene precisamente palpita en sus intervalos,
en el vacío que ha de ser habitado por el lector cuando éste decide dejarse
habitar por su misterio.
El poeta Roberto Juarroz
afirmaba “una red de mirada/ mantiene unido al mundo,/ no le deja caerse/ Mis
ojos buscan eso/ que nos hace sacarnos los zapatos/ para ver si hay algo más
sosteniéndonos debajo/ o inventar un pájaro/ para averiguar si existe el aire/ o
crear un mundo/ para saber si hay dios”; y ese sentido de mirada-red es el
pulso más íntimo y sensible del arte de Mireya, quien mantiene vigorizada y
dispuesta su fe en el otro, en quienes aún son capaces de conmoverse, de sentir
a pura tripa.
Por eso cada Espacio Núbico
viene siendo un punto de encuentro de entusiastas, de valientes, de seres
dispuestos a modificar su perspectiva las veces que sea necesario. Y por eso,
al salir de la obra no dejan felicitaciones sino agradecimientos. Pues se trata
de un proyecto que nos sacude desde el futuro, que empodera y emancipa las
capacidades de un mirar constantemente amaneciendo.
Luis Eduardo Martínez
Miradas Núbicas. Muestra
antológica. (Palais de Glace. Buenos Aires).
Para mayor información
sobre la obra y los procesos creativos de Mireya Baglietto, pueden ingresar en
su site: http://www.mireyabaglietto.com/
Donde encontraran un amplio registro visual de sus trabajos y una variedad de
textos teóricos y vivenciales.
...Ah!
ResponderEliminarGracias y felicitación por tan precioso acercamiento a la obra de Mireya Baglietto.
Abrazos!
Gracias por tus palabras Stella. Abrazo.
Eliminar